Vale que esté en contra de las películas dobladas y que sea fan de las sesiones subtituladas de los Cines Renoir. Pero, puestos a doblar una película y quitarle parte de su esencia: ¿Por qué no traducimos, al menos, su título con ciertas similitudes al original? ¡Pues no! Es mucho mejor inventárnoslo señores. De ahí Olvídate de mí (Michel Gondry, 2004) en lugar del original Eternal Sunshine of the Spotless Mind, casi lo mismo...
Y es que soy radical cuando de doblaje se habla. No es imaginable lo que se pierde al no escuchar una película o serie en toda su esencia. Me remito a la última película de los hermanos Coen, Quemar después de leer (Burn alter reading, por lo menos un título fiel). Un amigo me comentó tras verla que no le había gustado nada, que se había aburrido mortalmente. Yo, sin hacerle ni caso, me fui a verla, en su versión original subtitulada por supuesto. Estoy segura al 100% de que, a pesar de que no es la mejor película de estos hermanos, yo disfruté de ella porque la vi en toda su esencia, con los tacos que Brad Pitt soltaba y la furia al hablar de John Malcovich.
Cabe mencionar las películas y series que incluyen algún personaje que habla español. Dexter, cuenta en su reparto con varios personajes latinoamericanos, y de vez en cuando el protagonista Michael C. Hall, intercambia vocablos españoles con su compañero. Sí, es un detalle minúsculo, pero se pierde con el doblaje. Pero ese detalle cobra grandes dimensiones si toda la película está rodada en dos idiomas 50%-50% y me refiero a Vicky Cristina Barcelona, de Woody Allen. En esta película el personaje de Javier Bardem le pide constantemente a una magnífica Penélope Cruz que hable “in english” delante de su invitada americana, Scarlett Johansson. Bien, ¿qué ocurre en la versión doblada? La mayoría de las situaciones resultan ridículas, como cuando se juntan el personaje del padre de Bardem, y una de las americanas: Javier traduce amablemente lo que el padre dice en castellano al inglés, para que su compañera lo entienda. ¿Qué ocurre en la versión doblada? Que debemos suponer que el padre ficticio de Bardem es o sordo o idiota, porque no reacciona al ver que su hijo habla de él delante de sus narices.
En fin, creo que mi opinión queda clara. Una pausa al hablar, un acento, un matiz en una sílaba no se puede doblar, por más que se intente. La voz de cada persona es única. No pienso recurrir a decir que España es de los pocos países en los que el doblaje se lleva a cabo, creo que eso ya lo sabemos casi todos. Yo me remito al sentimiento individual, a mí me gusta así.
Os dejo una serie de títulos que poco tienen que ver con el original:
North by Northwest (Alfred Hitchcock, 1959) por Con la muerte en los talones.
Rosemary’s baby (Roman Polanski, 1968) por La semilla del diablo.
Le fabuleux destin d’Amélie Poulain (Jean Pierre Jeunet, 2001) por Amelie.
The Searchers (John Ford, 1956) por Centauros del desierto.
My man Godfrey (Gregory La Cava, 1936) por Al servicio de las damas.
Die Hard (John McTiernan, 1988) por Jungla de cristal.
Para mí el cine no es un trozo de vida, sino un trozo de tarta. (A.Hitchcock)