jueves, 29 de enero de 2009

XII Concurso Guía del Ocio
















¿Quieres ser crítico de Cine?  Cada concursante debe escribir dos críticas: una sobre una película estrenada en la Comunidad de Madrid entre el 1 de enero y el 1 de mayo del 2009; y la segunda, común a todos los participantes, sobre la nueva película de Sam Mendes, Revolutionary Road.

...



Espero que esto no se convierta en algo más que dejo pasar...




Para mí el cine no es un trozo de vida, sino un trozo de tarta. (A.Hitchcock)

lunes, 19 de enero de 2009

In cold blood

Esta entrada no está dedicada a un film o festival, pero no se aleja mucho del mundo del cine. Se trata de un libro, que por su estilo evoca una película en nuestra mente. Dicho libro se ha llevado al cine en más de una ocasión: A sangre fría, Richard Brooks 1967; Capote, Bennett Miller 2005; Infamous (Historia de un crimen), Douglas McGrath 2007. 

El espantoso suceso ocurrido en el año 1959 en Holcomb, un pequeño pueblo de Kansas, es el desencadenante de la novela de no-ficción A sangre fría de Truman Capote. Cuando la vida de cuatro personas inocentes es arrancada sin mayor miramiento por dos despiadados asesinos, parece muy fácil situarse del lado de las víctimas, compadecerlas, y despreciar a los verdugos. Resulta totalmente humano el tener una posición subjetiva respeto a los hechos ocurridos. Pero Truman Capote oculta a la perfección sus sentimientos a la hora de relatar lo ocurrido.

La objetividad es tal, que podemos interpretar por partida doble el título de la novela; “sangre fría” es la que tienen los asesinos a la hora de disparar a bocajarro, sin escrúpulos, de ahí el título. Pero también podemos referirnos a la “sangre fría” del propio autor a la hora de realizar su tarea, el no involucrarse sentimentalmente a la hora de narrar los hechos al lector y mantenerse alejado personal y moralmente de lo sucedido. Ofrece con total maestría los hechos tal y como son, sin ninguna pincelada subjetiva.

Capote no se limita a contar lo ocurrido en Holcomb, Capote nos muestra Holcomb. Al igual que nos muestra uno por uno a los miembros de la familia Clutter: Herb, Bonnie, Nancy y Kenyon; y a los asesinos Dick Hickock y Perry Smith. Y lo hace con tal precisión que podemos ver en nuestra cabeza la imagen que tiene cada uno de ellos, como si tuviésemos ante nosotros un álbum lleno de fotografías de toda la gente que aparece en la historia y de todos los lugares. Nos transmite la sensación de que son personas que conocemos desde siempre, como si se tratase de nuestros propios vecinos y allegados.

Es la excelente labor documental la que permite que nos hagamos una perfecta idea de los sentimientos de los involucrados. Profundiza tanto investigando que conocemos todos los detalles. Uno de los personajes mejor retratados psicológicamente es el asesino Perry Smith. Sabemos todo o prácticamente todo sobre su vida: desde sus primeros recuerdos de sus padres en el rodeo, el accidente de motocicleta, hasta sus sueños más inconfesables. Es una historia tan real y tan desgarradora, que se llega a sentir empatía con el asesino.

Se muestra a una persona  con sus malos momentos, sus buenos recuerdos, sus esperanzas y desilusiones. Alguien que se conoce bien pero que de vez en cuando cae en la duda sobre su propia personalidad, como nos pasa a todos. Alguien que se sorprende a sí mismo con muchos de sus actos. Entendemos tanto la situación de Perry, que a medida que el relato de su impactante declaración avanza, tenemos la esperanza de que en el último momento saque toda esa humanidad que lleva guardada dentro de sí y no realice el acto que de antemano sabemos que ha cometido.

Capote es un maestro a la hora de describir todos los acontecimientos: las conversaciones, los recuerdos, las peleas, etcétera. La historia es tan estremecedora que parece incluso fría, irreal; hay momentos en los que nos olvidamos que se trata de hechos y personas reales. Aquí reside la virtud del texto: un hecho real convertido en una novela, formato que casi siempre es de ficción; pero cuando recordamos que lo que estamos leyendo es verídico, el modo en el que todo está plasmado hace que un escalofrío recorra nuestro cuerpo.

La novela es un reportaje en sí misma, un reportaje de una extensión mayor de lo normal, pero donde no se aprecia ni una sola cosa que sobre. Todo está narrado de forma cronológica pero sin dejar de lado los flashback que nos aportan datos que aclaran o explican muchas de las situaciones.

Uno de los elementos con los que más juega Capote es con el desigual nivel de información del que disponen los personajes. En otras palabras, el suspense. En un primer nivel, tras los asesinatos, el pueblo de Holcomb se hace infinidad de preguntas sobre quién ha podido cometer tal atrocidad,  al igual que el inspector del KBI, Al Dewey. Ellos no disponen de la información con la que contamos tanto los lectores como los verdugos: Quién o quiénes son los asesinos.

En un segundo nivel, tanto los lectores como los habitantes de Holcomb y las autoridades que llevan a cabo la investigación, desconocemos cómo se realizan los asesinatos y cuál es el motivo por el que se perpetran.

Este suspense se va haciendo menor a medida que avanzamos las páginas, hasta llegar al punto en el que todos los involucrados en la trama disponemos del mismo nivel de información, lo que nos permite establecer ya una clara posición y una perspectiva general de los hechos.

A sangre fría, minuciosa, natural, cruel. Vidas y muertes retratadas a la perfección en hojas de papel. Extraña moralidad, empatía preocupante. Sentimientos ajenos tomados como propios. Una oportunidad como pocas para meterse en la piel de un asesino despiadado, de un inspector comprometido, de una adolescente perfecta a la que le arrebatan su futuro. Una historia previsible convertida en algo impensable. Un magnífico reportaje digno de una primera plana.


Para mí el cine no es un trozo de vida, sino un trozo de tarta. (A.Hitchcock)